La que escribe en esta ocasión es mi hija María. Leedla. Parece que el espíritu de la MISIÓN ha entrado en mi hija y está descubriendo que las personas sufren, que no hay derecho a que haya tanta desigualdad entre unos y otros. Y que hay gente buena como, Pedro Luis y Gladis, de los que se sirve Dios para hacerse presente en la Tierra.
Hola papá:
Después de estar 2
semanas aquí, por fin te escribo. Estamos saliendo de Guayaquil para volver ya
a Cascales después del campamento y nos quedan muchas horas por delante
sentados en el bus.
El motivo por el cual
te escribo es por la cantidad de emociones que he vivido este campamento y que
me habría encantado que hubieses estado aquí para vivirlas. El otro día nos
reunimos todos los animadores, como cada día a modo de evaluación, y cada una
(porque todas las profes son chicas) contó cómo funciona "su" casa de
los niños. La fundación con estas casas hace un trabajo tremendo. Detrás de
cada niño no es que haya una historia diferente, sino un mundo entero lleno de
dificultades. Lo mejor de estos niños es que son súper agradecidos y si a veces
no los entiendes es porque quizás deberías conocer su realidad para ser más
empático.
Mis sentimientos el
otro día fueron muy fuertes. Desde Añamiel apoyamos a que esto siga funcionando
y el agradecimiento de todos es enorme. Quiero que sepas, que como gran motor
que eres de Añamiel, tú trabajo y esfuerzo merece la pena y que ojalá
estuvieras aquí para ver lo felices que haces a estos niños. Gracias a las
casas de los niños, pueden ser niños de verdad aunque solo sea por un rato y la
oportunidad de venir de campamento a ver el mar será inolvidable para ellos, a
veces parecen bebés descubriendo el mundo. Preguntaban por qué el agua de este
"río grande" era salada, se sorprendían por las "gallinas
voladoras" (gaviotas)...
Todo este gran
proyecto nació de Pedro Luis, un gran amigo de los niños, un verdadero
misionero, de los que lo dan todo por los demás. La fundación sigue gracias a
Gladis, que para mí es la "jefa", porque su tiempo libre (es
profesora de instituto) lo dedica a que todo funcione y que los niños estén
bien atendidos. Por último, las animadoras de cada localidad son las que viven
la realidad con ellos, y alguna de las cuales, que ya te contaremos, tienen una
tremenda paciencia y corazón para estar con ellos.
La cosa no termina
aquí para la fundación. Dependen de las ayudas que reciben, pero el último
proyecto de yogurt de producción propia les hará ser cada vez más independientes.
En una de las casas de los niños tienen el obrador donde hacen el yogurt que
tiene leche de vaquerías de la localidad, y con piña, todo 100% natural, además de
que está buenísimo.
Con esto termino,
dándote ánimos para que tu espíritu e ilusión por las abejas no decaiga, porque
gracias a tu ayuda esto pueda seguir adelante y que los niños tengan un futuro
algo mejor.
María
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