AÑAmiel solidaria

Somos dos apicultores aficionados - Mari Carmen y José Manuel - Los beneficios que obtenemos con la venta de miel los destinamos a subvencionar una escuela y un comedor de una zona de Ecuador (Sucumbíos), fronteriza con Colombia. Tenemos el apiario en AÑAVIEJA (Soria). Nuestros nº de Tfno. 676747608 (Carmen) y 618840924 (José Manuel)

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Cosas de Niños


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lunes, 22 de diciembre de 2008

MONTANDO TEJADO "IRECO"








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BREVE HISTORIA DE “AÑAMIEL SOLIDARIA”

Nuestros inicios se remontan al año 2008. Por aquel entonces no existía en mí ni en mi familia la inquietud por trabajar con las abejas.

Todo surgió por un encuentro casual con un antiguo amigo, Juan Carlos, al que no había visto desde hacía diez años, por lo menos. Lo vi en silla de ruedas, limitado en sus capacidades al máximo. Hablamos y me contó que estaba destinando una parte de su tiempo y de sus energías a colaborar con una misión de Ecuador, en la provincia de Sucumbíos. Volví hacia casa dándole vueltas en mi cabeza a su situación y a su compromiso.

Por aquellas fechas invité a una empresa a implicarse en un apoyo financiero a una zona o misión con necesidades extremas. La empresa aceptó colaborar y yo me puse como tarea encontrar un lugar en el mundo en el que hubiera una necesidad clara y una ONG que necesitara ayuda.

Deseché las grandes asociaciones y busqué un lugar sencillo, concreto, trabajado por personas concretas, con nombres y apellidos. Y lo hallé. El lugar era Sucumbíos, una provincia pobre de Ecuador, con mucha problemática social. La entidad que dirigía el proyecto (o los muchos proyectos) eran los carmelitas descalzos. La persona de referencia era el Padre Pedro Luis.

Ahí empezó todo. El año 2.009 enviamos varios miles de euros, aportados por la empresa y por algunas donaciones de personas voluntarias que estrujaron su cartera.

Pasaron los años y poco a poco fue desapareciendo la empresa.

Con la desaparición de esa aportación descubrimos que la cantidad de dinero que enviábamos a Ecuador se quedaba pobre. Pero, pese a las circunstancias adversas, continuamos enviando a Sucumbíos varios miles de euros todos los años.

En el año 2009 decidí meterme en el mundillo de las abejas a través de un amigo que conocía y trabajaba en apicultura desde hacía muchos años. Empecé construyéndome mis colmenas, invirtiendo mucho dinero y muchas horas. También acabé en urgencias porque me corté los dedos con la sierra circular. La familia en pleno (con dos hijos de 7 y de 10 años) nos pasamos muchos fines de semana y vacaciones construyendo tejados para proteger las colmenas. El esfuerzo fue ingente, a veces con frío, con lloros, con tensiones.

Durante estos años he ido aprendiendo a base de cometer errores, muchos errores y muchos disgustos. Pero también a base de tesón y de un compromiso familiar de que en Sucumbíos siempre contarían con nuestro apoyo. El apoyo quizá sea poco, escaso, pero es el que damos con mucho cariño y con gran admiración hacia todos aquellos voluntarios y sacerdotes que DAN SU VIDA generosamente.

Desde hace tres años he contactado con un gran maestro y mentor que me va enseñando los secretos del trabajo con las abejas. Se llama Íñigo, es de Santurdejo, y un gran amigo, una persona fiel, noble, humilde y generosa porque comparte conmigo sus conocimientos, su sabiduría y su paciencia. De cada error que cometo sabe sacarme con orientaciones claras. Además me va indicando y guiando mi aprendizaje.

Este cuarto año de trabajo con las abejas “he cometido algunos aciertos” y he sido guiado con la sabia mano de Íñigo, y del buen Dios providente que no me deja en ningún momento y me apoya cuando me desanimo. Los resultados han sido asombrosos. He conseguido hacer enjambres de mis colmenas y las abejas han producido muchos kilos de miel. Estos resultados pueden parecer normales para un apicultor experto, pero para mí han supuesto el vuelco a la trayectoria ruinosa que llevaba en años precedentes.

En este momento nuestras abejas producen más miel de la que podríamos imaginar en nuestros mejores sueños y la vendemos a particulares. Porque habéis de saber que no vendemos miel ni a empresas ni a mayoristas. Vendemos directamente a nuestros amigos, conocidos… Vendemos en las parroquias de Añavieja, Dévanos, Ágreda, Ólvega, en Logroño y pueblos de alrededor y en los colegios donde trabajamos (mi mujer y yo somos maestros).

Hemos conseguido implicar a muchos colaboradores que nos van extendiendo sus redes por los lugares donde viven. Cada vez es mayor el número de personas que compra nuestra miel. Esperamos que el próximo año y en años sucesivos se vaya ampliando el número de personas que nos conozcan, conozcan el destino del dinero que se obtiene por la venta de miel y adquieran esta miel milagrosa que fabrican nuestras abejas.

Nuestra miel es de calidad, no sé si de calidad normal o de calidad superior. Pero es una miel que obtenemos en lugares donde las abejas no liban ni pecorean en cultivos tratados con fitosanitarios. En la primera cata obtenemos miel de romero, tomillo y otras flores. En la segunda cata obtenemos miel de encina y de brezo.

Hemos acondicionado un espacio en nuestra casa de Añavieja para extraer la miel. Las paredes están alicatadas, tenemos un habitáculo cerrado donde conservamos las alzas a temperatura estable para que la miel salga después con fluidez. Todo en este espacio rezuma higiene, mucha higiene.

Del trabajo de la extracción y del embotado se encargan Carmen y María, las mujeres de la familia; y lo hacen con finura, con mucho amor. Del trabajo de campo nos encargamos Alberto y José Manuel. Mis hijos y mi mujer saben tanto como yo.

Confío el futuro de esta “aventura” en la fuerza de la juventud de mis hijos, que ahora tienen 14 y 12 años, en su implicación progresiva en el proyecto. Ellos sabrán cómo apoyar, cómo mejorar lo existente y cómo hacer ver a otros jóvenes que pueden venir a colaborar, a dar de su tiempo de forma gratuita para que otras personas que son más pobres y necesitadas que ellos puedan salir adelante.

Quien lea este artículo puede pensar que soy un “soñador” y que mi familia no sabe dónde se ha metido. Puede ser cierto, pero luchamos por algo que va más allá de nosotros mismos.

Vivimos en Logroño y eso nos supone muchos viajes a Añavieja (125 km) para trabajar con las abejas: viajes semanales o de fin de semana, durante los meses de febrero a mayo para enjambrar las colmenas, sacar núcleos, crear nuevas colmenas; viajes para trasladar las colmenas a las zonas de pecorea de Valverde y Dévanos. Luego viene la extracción de miel a finales de junio y durante los meses de verano. También hay otros trabajos que hacer que requieren de mucha dedicación y de tiempo.

Junto a nosotros, caminando a nuestro lado, hay muchas personas de los pueblos que colaboran con nosotros. Íñigo, que es mi maestro apicultor. Mis hermanos ayudándome a montar el obrador, a fabricar los carros y la infraestructura. Mi tía que me deja un local para guardar las colmenas. Amparo, diseñadora de etiquetas, que nos diseñó y nos pagó la tirada de varios miles de etiquetas. Los párrocos de los pueblos vendiendo a la gente. Personas que nos ceden terrenos para colocar las colmenas. Muchas personas que venden directamente la miel a los clientes. No pongo nombres, pero son muchos y sois muchos los que colaboráis y consumís la miel. Todos juntos sumamos.

Iniciamos cada año con renovadas ilusiones, con el deseo de mantener los clientes actuales y extender nuestra venta de miel a nuevos clientes en Soria y pueblos cercanos.

Y ya sabes, si te ha “picado” la curiosidad al leer este artículo y quieres probar y consumir miel de la buena, a la vez que colaboras con un proyecto solidario, te invito a visitar Añavieja y adquirir miel de “AÑAMIEL SOLIDARIA”.

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