Hola,
amig@s:
Acabamos de
llegar de Añavieja. Ha sido un fin de semana perfecto para descansar porque no
podíamos con la chaqueta.
¡Qué
curioso! Después de pasar varios fines de semana ocupados con las abejas, este
fin de semana tocaba retomar energía, hacer las cosas sin prisa, preparar
materiales para el futuro y recuperarme de la jaqueca o migraña que me
acompañaba desde el viernes por la mañana, fruto de una pérdida de visión por
fatiga mental.
Este fin de
semana hemos hecho algo más: hemos etiquetado la miel que habíamos envasado los
pasados fines de semana. Se ha vendido mucha miel por la zona, con la ayuda de
las panaderías de Castilruiz y de Ágreda, la venta en las parroquias, la venta
hecha por Javier, el fontanero de Ólvega, y otros pedidos que nos han llegado
de Madrid y de Soria.
Nos volvemos
a Logroño con 100 kg de miel para entregar a personas concretas: a Álex, para
que lo venda en la parroquia de jesuitas, a David, compañero de triatlón de
Alberto…
Sólo se me
ocurre decir que la Providencia es grande porque sólo nos quedan por vender 250
kg de miel y todavía no ha llegado el invierno. Nos embarga la emoción cuando
algunos consumidores de miel nos dicen que la miel que vendemos es de lo mejor
que han probado en su vida.
Nosotros
somos fieles a nuestro principio de vender calidad, sin trampa, teniendo las
abejas en lugares alejados de productos fitosanitarios.
Ni por lo
más remoto pensamos en adulterar la miel. Sería poco coherente producir miel
aguada o contaminada y obtener un dinero para enviarlo a Ecuador, si para ello
tenemos que engañar a nuestros clientes.
Seguiremos
siendo fieles a estos principios de honradez y rectitud y… ¡esperamos que el
año próximo podamos producir más de 1.500 kg de miel!
Por cierto
amigos, mi mujer, Carmen, ha conseguido elaborar propóleo líquido para consumo
humano y poder combatir resfriados, dolores de garganta y otras afecciones. Es
un placer poder regalárselo a la gente que lo necesita.
Recibid un
abrazo a distancia y… ¡sed felices!
José Manuel
