domingo, 31 de mayo de 2020

IMPOTENCIA ANTE EL COVID19

Lo que a continuación voy a comentar no pretende ser una queja, es más bien un desahogo.
El hecho se refiere a que no dispongo del vehículo todoterreno (yo lo denomino todoTerrano) que tengo apalabrado desde hace ya más de un mes.
Me resulta triste y doloroso el hecho de tener que hacer un viaje con colmenas con un remolque agrícola. Son varias las razones que justifican mi enfado: una hora de caminos de ida y otra hora de vuelta, dando tumbos, saltos y excitando a las abejas, invirtiendo mucho tiempo y haciendo el trabajo de forma mediocre. Muchos picotazos de las abejas porque las alzas y las colmenas van al descubierto, contractura en los dos hombros y en el cuelo...
Ayer, sábado, volví de nuevo al taller para ver si ya estaba dispuesto el vehículo, pero se me dijo que hasta el lunes o el martes no lo estaría porque las piezas de repuesto han tardado mucho en llegar a causa del confinamiento por el COVID19. Cuando el vehículo esté reparado (la avería es muy simple, un palier de la dirección) hay que pedir cita para pasar la ITV, lo cual es posible que nos lleve varios días. A eso hay que añadir la tramitación por el cambio de titularidad del vehículo a mi nombre, lo cual supone otros varios días y con cita previa.
Mientras tanto no puedo cambiar las abejas a los lugares donde actualmente hay floración. Y las abejas viven en fincas y terrenos que ya están secos, sin progresar. No me atrevo a coger de nuevo el tractor y el remolque porque cuando hice los transportes sufrí mucho. 
En todo caso tendré que pedir la furgoneta a mi hermano y hacer dos viajes. Y eso no me gusta.
En la próxima "Entrada" que os haga de reseña sabréis cómo lo he hecho. Mientras tanto, espero que el agua de lluvia que se avecina en estos días (poca, pero agua) active algunas plantas semisecas de la zona en la que están asentadas las abejas que tengo que trasladar.
Un abrazo cordial para todos los que seguís esté blog
José Manuel

viernes, 29 de mayo de 2020

¡POR FIN, UNA BUENA NOTICIA!

He estado trabajando, a destajo, este fin de semana en Añavieja. Apenas he dormido porque he tenido que realizar muchas cosas en poco tiempo.
El martes, a partir de las 18:00, preparé el remolque para trasladar alzas y colmenas. Pero no penséis que era el remolque de las abejas. ¡No! Era un remolque que tenía habilitado de años atrás y que servía para transportar pacas de paja. Se me ha roto el todoterrreno y estoy sin medio de transporte. Después preparé unos asideros para "torear" a los cerdos (más adelante os lo explico).
El miércoles me levanté de madrugada, enganché el remolque al tractor de mi hermano y viajé (durante una hora) por caminos hasta llegar al asentamiento de Valverde. Estuve trabajando y retirando las alzas a  50 colmenas y cargándolas en el remolque. Eso me llevó 3 horas de infierno, sí, de infierno porque las alzas las cargaba en el remolque, pero como no había toldo de protección, aunque sí las tapaba con tapas de  tablerillo, había una "guerra" en el ambiente y volaban cientos de miles de abejas. A la vez que trabajaba, sudaba y recibía aguijonazos que atravesaban el traje grueso y la camiseta de manga larga. ¡¡¡¡¡Un infierno!!!! Y es que las colmenas están potentes, potentes, potentes... Nunca las había visto así.
Tardé otra hora para volver al pueblo a la velocidad del tractor, por caminos desiguales... Antes de comer seleccioné y aparte los bastidores que no tenían miel. Cuando acabé no tenía ganas ni de comer, pero hice el esfuerzo porque me estaba jugando la continuación del día.
Después cargué las alzas y las llevé al asentamiento de El Pino, las coloqué en pilas superpuestas pero cometí el error de no poner tapa en la parte superior.
Después fui a Valverde para cargar 40 colmenas en el susodicho remolque agrícola (otra hora de viaje). Las traje al asentamiento de El Pino, en Añavieja (otra hora de viaje) y las descargué. Tenía que haberles echado humo en la piquera antes de abrir las tapas, pero estaba tan cansado, dolorido, agotado... del esfuerzo que decidí volver a casa para dormir algo. Eran las 24:00 horas cuando me metí en la cama. Sólo cené un yogur y un trozo de membrillo.
Apenas dormí nada y con fuertes dolores en la contractura del cuello y en el menisco roto de la rodilla izquierda.
Me levanté a las 3:15 horas y estuve cargando un camión de cerdos con mi hermano desde las 4:00 hasta las 7:00 de la mañana. Fue una experiencia dura, como nunca la había vivido en otras ocasiones cargando cerdos. Había que seleccionar algunos cerdos de cada pocilga y sacarlos fuera, pero fue un trabajo que nos llevó muchos golpes, pisotones de las pezuñas de los cerdos y... un volteo por los aires que me llevó al suelo, golpeándome la cadera. Un dolor más a añadir a la contractura del cuello y la menisco roto de la rodilla.
Me duché, me acosté, pero no conseguía dormir como consecuencia de todos los dolores. A las nueve me levanté, me puse el traje y me acerqué al asentamiento para poner las alzas a las colmenas.
Cuando llegué al asentamiento me quedé asustado, espantado. Aquello parecía la Guerra de las galaxias. Cientos de miles de abejas volando, excitadas, agresivas. Muchas habían invadido las alzas que dejé la noche anterior, otras estaban nerviosas como consecuencia del viaje por caminos, muchas buscaban polen por el encinar... Me armé de humo, de mucho humo y de paciencia y puse las alzas a todas las colmenas. Les eché humo a todas las colmenas - en varias ocasiones - para que las abejas se metieran dentro y desparecieran las "barbas" de abejas que había acumuladas a la entrada de las piqueras.
Cuando terminé la faena me alejé unos metros del asentamiento y me quedé impresionado porque el lugar era precioso, impresionante. Me sentí orgulloso de mí mismo, de mis esfuerzos, de cómo tenía montado el apiario.
Regresé a casa con buen ánimo, pero cargado de dolores. Así es que, después de comer, recogí todo y me volví a Logroño. El masaje de hombros y de cadera que me practicó mi mujer y las aplicaciones de calor con manta eléctrica y con saquitos de semillas calentadas en el microodas me han permitido dormir esta noche con menos dolores en el cuello, en la cadera y en la rodilla. Llevaba dos días en los que apenas había dormido 6 horas y estaba agotado.
Hoy siguen los masajes, pero al atardecer cogeré la bici de montaña y soltaré piernas. Me vendrá bien hacer 1 hora y 1/2 de bici. Mañana, sábado, tengo que salir con la bici de carretera y hacer 50 kilómetros para poner el cuerpo a tono y sentir que soy yo de nuevo. El domingo seguiré con la bici de carretera e iré cogiendo  tono para que la semana que viene mi cuerpo esté en línea de progresión.
Por lo demás, todo bien, sólo me falta traer otro viaje de colmenas a Añavieja y sacar la miel de las alzas. De mis dolores ya hablaré otro día, porque a finales de la semana que viene hay que cargar otro camión de cerdos y volverán los golpes y los dolores.
Hablan del coronavirus, pero yo estoy más dolido y temeroso por las abejas y por los cerdos. Mi COVID19 son las picaduras de las abejas y los golpes de los cerdos. ¡¡Qué vida!! Pero merece la pena vivirla, hacer algo por los demás, colaborar y acostarse en la cama agotado pero FELIZ.
Un abrazo y a seguir luchando.
José Manuel