Después de
continuos fracasos, el año 2011 tomamos la decisión de cambiar de modelo de
colmena. Habíamos vivido 2 años de angustias (2009-2011), de no ver futuro
porque no producíamos miel, se nos morían los enjambres y yo no me manejaba,
sino que era el desastre el que me manejaba a mí. Decidimos tirar a la basura la
inversión de 2.500 € en tablas de madera con las que fabricamos las primeras
colmenas.
Con esta
decisión también vivimos la sensación de fracaso por los cientos de horas de
trabajo invertidos, los dedos cortados por la sierra circular… (sólo quienes lo
vivimos os podemos asegurar que fue un infierno salir vivos como familia y
poder estar contando la aventura en este momento).
Y tuvimos
que volver a empezar, renacer de nuestras cenizas como el ave fénix. Comenzamos
a desmontar las 100 colmenas que habíamos montado. Esos nos llevó muchas horas,
muchas.
Compramos 50
colmenas perfección de segunda mano, lo que supuso una inversión de 1.500 €.
Compramos también 14 colmenas viejas con enjambres y las pusimos a trabajar;
otros 1.000 €.
Fue un mal
año porque perdimos 2.500 € en madera e invertimos otros 2.500 € “en futuro”.
Además, ese año continuamos enviando dinero a Sucumbíos (Ecuador).
Pero fue el
año en que las enseñanzas de Íñigo – mi maestro mentor en apicultura – comenzaron
a surtir su primeros efectos y empecé a ganar confianza en mí mismo y a saber
manejarme con las colmenas.
Concluimos
el año 2011 teniendo 25 colmenas, aunque los enjambres no fueron muy fuertes.
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