domingo, 30 de junio de 2019

MUCHO CALOR Y POCA COSECHA

Buenas tardes (por decir algo amable):
Hemos recogido la cosecha de toda la primavera y, ¡pasmaos!, las abejas han  producido 90 kg. Es la cosecha más pobre y miserable de los últimos años.
El cambio climático nos está arruinando, eso es algo que vengo apreciando en los últimos años. Los momentos de lluvia son breves y escasos y las olas de calor agobiantes. Nunca en mi pueblo habíamos tenido tantos días de calor y tan extremos. La flor de la jara hizo su aparición y  en esa misma semana vinieron las bochorneras (calor extremo) de hasta 40º  que secaron la floración y sumieron a las abejas en la desesperación.
¿Es eso lo que queremos hacer de nuestro hermoso planeta Tierra?
Veo, leo y me informo y... me entra depresión. Mares llenos de plásticos, zonas húmedas desecadas por las sequías, el Polo Norte que se deshiela a pasos agigantados y nuestros hermanos de África (de todos los países) viviendo en la sequía y en la extrema pobreza.
Y para colmo de males aparecemos los ricos, con EEUU a la cabeza, poniendo barreras a la inmigración, machacando vidas humanas y destrozando el futuro de millones de familias.
Todos tenemos derecho a vivir una vida con dignidad. No precisamos ser ricos o pobres, precisamos ser felices para extender y hacer partícipes a otros de nuestra felicidad. No sirve que yo y mi vecino acaparemos riqueza y que otros vivan en la indigencia.
Destrozar el planeta para obtener el máximo de beneficio por parte de los países ricos es el mayor atentado que el ser humano lleva a cabo, especialmente si con ello destruye el futuro de los miles de millones de seres humanos, especialmente de los jóvenes y niños que actualmente lo pueblan.
¿Qué puedo hacer yo para que el cambio climático inicie un breve retroceso y vuelva a los tiempos de 1980 o antes? ¿Qué podemos hacer todos?
Me viene a la mente el escrito de El Antigénesis. Os los copio por si no lo habíais leído.

Al fin, el ser humano acabó con el cielo y con la tierra.
La tierra era bella y fértil, la luz brillaba en la montañas y en los mares, 
y el espíritu de Dios llenaba el universo. 

El ser humano dijo:
«Que posea yo todo el poder en el cielo y en la tierra». 
Y vio que el poder era bueno, y puso el nombre de Grandes Jefes
a los que tenían el poder, y llamó Desgraciados a los que buscaban la reconciliación. 
Así fue el sexto día antes del fin. 

El ser humano dijo:
«Que haya gran división entre los pueblos: que se pongan de un lado las naciones a mi favor, y del otro las que están contra mí».  Y hubo Buenos y Malos. 
Así fue el quinto día antes del fin. 

El ser humano dijo:
«Reunamos nuestras fortunas, todo en un lugar, y creemos instrumentos para defendernos: la radio para controlar el espíritu de los seres humanos, los registros para controlar sus pasos, los uniformes para dominar sus almas». 
Y así fue. El mundo quedó dividido en dos bloques en guerra. El ser humano vio que tenía que ser así. 
Así fue el cuarto día antes del fin. 

El ser humano dijo: 
«Que haya una censura para distinguir nuestra verdad de la de los demás». 
Y así fue. El ser humano creó dos grandes instituciones de censura: una para ocultar la verdad en el extranjero, y otra para defenderse de la verdad en casa. 
El ser humano lo vio y lo encontró normal. 
Así fue el tercer día antes del final. 

El ser humano dijo:
«Fabriquemos armas que puedan destruir grandes multitudes, millares y centenares de millones, a distancia». 
El ser humano creó los submarinos nucleares que surcan los mares, y los misiles, que cruzan el firmamento. El ser humano lo vio y se enorgulleció. 
Entonces los bendijo diciéndoles: «Sed numerosos y grandes sobre la tierra, llenad las aguas del mar y los espacios celestes; multiplicaos». 
Así fue el segundo día antes del fin. 

El ser humano dijo: 
«Hagamos a Dios a nuestra imagen y semejanza: que actúe como actuamos nosotros, que piense como pensamos nosotros, que mate como nosotros matamos». 
El ser humano creó un Dios a su medida, y lo bendijo diciendo: 
«Muéstrate a nosotros, y pon la tierra a nuestros pies: no te faltará nada si haces siempre nuestra voluntad». Y así fue. El ser humano vio todo lo que había hecho y estaba muy satisfecho de ello.
Así fue el día anterior al fin. 

De pronto, se produjo un gran terremoto en toda la superficie de la tierra, y el ser humano y todo lo que había hecho dejaron de existir. 
Así acabó el ser humano con el cielo y la tierra. 
La tierra volvió a ser un mundo vacío y sin orden; toda la superficie del océano se cubrió de oscuridad y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. 


Un abrazo para todos y para todas e intentad ser felices.
José Manuel

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