¡Con lo felices que nos las prometíamos el fin de semana pasado visitando el colmenar!
Pues hoy ha sido el día del desengaño. El fin de semana pasado las abejas trabajaban a tope, como si en ello les fuera la vida. Tuvimos que poner alzas para evitar enjambrazones y soñamos con una cosecha desbordante, como si la miel corriese por los regatos de agua del entorno.
Hago memoria de este año y me confirmo en que el cambio climático ha llegado para quedarse. Este año ha llovido tanta agua como la que no llovió en los dos años precedentes. Los caminos, las estepas, el monte bajo... están desbordados de vegetación y de flores. Pienso en ello y vienen a mi memoria los días en los que soñaba con un "cosechón" de miel.
Pero, pero... esta semana, con sus calores bochornosos, ha masacrado el tomillo y ahí se acabó la película. En síntesis, que el fin de semana que viene me centraré en sacar la miel de las alzas. Y, por la noche, trasladaré las colmenas al encinar, para que estén más protegidas de los fuertes calores.
Y, finalmente, esperaré a que la jara abra sus flores para que las abejas pecoreen y las reinas llenen las colmenas de "tribus" de abejas que desborden por la piquera en forma de barba. No queda otra.
Hasta la próxima. Espero que haya una cosecha de miel aceptable.