viernes, 22 de mayo de 2015

HOY ME HA ACOMPAÑADO MI HIJO ALBERTO. ¡¡¡ALELULA, ALELUYA!!!

Hola, amigos y amigas.
¡Sí, hoy me ha acompañado mi hijo Alberto hasta Añavieja!
He salido del colegio de Albelda, he venido hasta Logroño, he cogido a Alberto cuando salía del colegio y nos hemos venido hacia Añavieja comiéndonos unos bocadillos durante el viaje.
¿Creéis que ha sido una compañía gratis y de ofrecimiento generoso? ¡Huy, para eso todavía falta mucho tiempo y muchas reflexiones!
Él quería que lo llevara hoy, sábado, a la carrera de duatlón que se celebra en el robledal de Carrasquedo (Grañón) y, ¡claro!, no tenía coche ni nadie que lo llevara.
Hicimos un pacto. Yo te llevo a la carrera y me paso la tarde contigo y a cambio tú vienes conmigo a Añavieja y me ayudas en el trabajo con las abejas.
Y así lo hicimos. Yo levantaba las tapas de la colmenas, Alberto echaba humo, yo sacaba los bastidores con miel, él metía bastidores vacíos, cerrábamos la colmena y pasábamos a otra.
Bajamos con la furgoneta con el suficiente número de alzas, pero no bastó. Llenamos las alzas, cargamos la furgoneta, volvimos a Añavieja, descargamos. Cogimos más alzas vacías y volvimos al apiario a continuar el trabajo.
Regresamos a Añvieja con el trabajo hecho, cogimos el coche y llegamos a Logroño a las 10:00 de la noche.
Buen trabajo, sobre todo porque los bastidores volvieron cargados de miel a Añavieja. Yo calculo que cogeríamos unos 150 kg de miel fina. El próximo fin de semana la sacaremos.
Me pregunto: ¿qué hay que hacer con los hijos para que se ofrezcan generosamente sin tener que llegar a pactos? Si alguien lo sabe que me lo cuente.
Un abrazo a todos y a todas y pasad un buen día.

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