domingo, 7 de enero de 2018

EMOCIONES DE UN PADRE SOÑADOR

Felices REYES a todas y a todos (reyes de tener trabajo, de tener familia, de soñar con un futuro mejor, de ganas de vivir, de tener buenos amigos, de...).
Me voy a permitir hoy "confesarme" con todos los que seguís este blog. Me pongo en vuestras manos y espero que sepáis hacer un buen uso de mi "confesión". Acaba de marchar mi hijo a Santander, después de pasar las navidades en familia, y estos son los sentimientos que me ha producido su despedida. Por eso le he escrito esta carta que tenéis a continuación. Al escribirla me he "desnudado" con él y al copiarla aquí me "desnudo" ante vosotros. 
Os deseo un dichoso, laborioso y comprometido año 2018.

Querido hijo:
Acabas de marchar y te he dejado en la estación con mucha pena, aunque no te lo haya manifestado.
Cada vez que te vas a Santander es como si yo fuera el que viaja allí. Me veo reflejado en tu persona buscando horizontes nuevos, formación que nunca pude conseguir yo cuando tenía tu edad. La Orden Religiosa en la que conviví durante años no me dejó estudiar INEF cuando tenía tu edad. Me dijeron que tenía que ser maestro, trabajar en la escuelica, que nunca se había visto un cura profesor de Educación Física, que mi petición estaba fuera de lugar, que no fuera soñador, que dejara de pedir cosas imposibles. Y muchos argumentos más. Cuando yo pedí estudiar INEF era el segundo año en que se instauraba esa carrera en España y sólo había 3 centros en toda España, uno de ellos era Madrid, el lugar que yo había elegido para formarme. Hubiera sido hermoso ser cura deportista, educando a los alumnos en las horas de clase y en las horas extraescolares, pero no lo fue y esa meta no alcanzada se convirtió en mi vida en una herida sin cicatrizar.
En aquellos tiempos, como tú ahora, yo estaba en plena forma, todos mis compañeros me admiraban por mi fortaleza física, mi capacidad de lucha, por ser un gran deportista. Pero la Orden representada por un P. Provincial sin visión de futuro me puso los grilletes y torció mi futuro.
Hoy eres tú el que está estudiando INEF y me siento muy orgulloso de que así lo sea y te animo a que lo consigas, a ser el mejor de los mejores. En ti, en tu persona, en tus ansias de formación, de estudio, de entrenamiento, de ser buena persona y buen profesional me quiero sentir reflejado. Eres como mi flecha lanzada hacia el futuro que no pude alcanzar, eres y vas a ser lo que yo no fui porque otros me lo impidieron. Ahora yo te animo a luchar hasta el límite, a estudiar hasta que te duela la cabeza, a poner disciplina en tu vida PORQUE ESO ERA LO QUE YO HACÍA y me iba bien.
Hijo, disfruta mientras estudias y entrenas, haz buenas amistades, rodéate de compañeros sanos y luchadores porque todo esto marcará el devenir de tu historia personal. Creo que tienes las mimbres adecuadas para ser todo eso y más, creo que eres mejor que yo cuando era joven (como deportista y como persona) y reúnes las condiciones más idóneas para llegar más lejos que yo, tu padre. En tu lucha de cada día, en tu esfuerzo por entrenar vas forjando tu personalidad (por cierto, me dejaste admirado y a punto de llorar cuando te vi llegar del entrenamiento el día 1, mojado por la lluvia pero feliz). Me vi a mí mismo reflejado en ti y eso me hizo sentirme el padre más feliz del mundo.
Te repito algo que ya he mencionado anteriormente: rodéate de compañeros sanos, de jóvenes que SUEÑAN con mayúsculas, que piensan en un futuro de solidaridad, de compartir, de superación personal. Huye de gamberros, bebedores y desequilibrados que buscan en la noche su momento álgido de protagonismo empapados en el alcohol y otras drogas. Tu día a día tiene que ir acompañando el ritmo del Sol, de la luz. Así, cuando tengas a jóvenes delante de ti para formarles, para darles pautas de entrenamiento, les dirás lo que tú vives personalmente ¡Y TE CREERÁN porque el ejemplo se transmite en palabras cuando éstas van cargadas de compromiso y de convicción!
Ánimo, hijo, y que este mes que te queda de exámenes del primer cuatrimestre sea fructífero, lo aproveches al máximo y, si hay suerte, puedas aprobar todas las materias. Tu proyecto vital personal para el futuro está ya en marcha, haz bien las cosas por placer, por convicción, no solamente porque te manden hacerlas. Así, viviendo y exigiéndote a ti, podrás ayudar y animar a otros.
Esto es todo por hoy. Por cierto, ¿cómo te ha ido el viaje de vuelta a Santander? Espero que estés sanote y puedas disfrutar, degustar y saborear toda la comida de los tuper que te hemos preparado mamá y yo. Tienes para varios días. ¡Ah! Y no te olvides de hacer el estudio de la pisada de tu pie para corregirte la pisada y evitar más lesiones, pues eso es lo que quiere la abuela Mari Carmen y por eso te paga todo lo que pueda costar el susodicho estudio.
Recibe un abrazo de
Tu Padre.

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