martes, 12 de junio de 2018

TRASLADO DE COLMENAS, LLUVIA, BARRO...

Hola:
Duro fin de semana. El sábado, Día de La Rioja, lo pasé con mis amigos de Pasión Ciclista. Estuvimos poniendo alfombra nueva al local de bicicletas, desde las 8:30 hasta las 19:00, más o menos. Todo intensivo, agachados, doblados... Al acabar el día el cuerpo pedía descanso, con fuertes dolores de rodillas a causa del trabajo arrastrado durante la jornada, con dolores en mi hernia discal operarada como consecuencia del continuo ponerse depié y arrodillarse. Estando en la cama me dolía todo, TODO, me dolía hasta para girarme y cambiar de posición.
El domingo por la mañana me metí un buen tute con la bicicleta de carretera - 64 km - a una velocidad media de casi 30 por hora. Llegué a Logroño, comí rápido y me puse en ruta hacia Añavieja. Llegué, me cambié, viaje hasta Valverde y comencé a quitar las alzas de dos asentamientos de colmenas. Eran las 17:00 y no sabía qué hacer hasta que atardeciera y pudiera recoger las colmenas para subirlas a Añavieja, junto con las alzas. Me acerqué andando hasta avistar el barranco de El Cajo y allí pasé dos horas comiendo, medio tumbado y con fuertes dolores de  músculos.
A las 19:30 cargué las colmenas de los dos asentamientos y, en total, cargué casi 40 colmenas, junto con las alzas. El remolque iba con las ruedas aplastadas y el todoterreno llevaba 10 colmenas. Fue un recorrido lento para no reventar las ruedas. Cuando estábamos a punto de llegar a Añavieja se puso a llover. Al llegar al asentamiento, hacia las 21:30 me encontré con una de las sorpresas que más me ha encoraginado en los últimos meses: habían arado la finca a ambos lados del lugar del asentamiento donde iba a ir colocadas las colmenas y no quedaba apenas espacio para pasar. El suelo estaba embarrado y al final de la finca no tenía espacio suficiente para dar la vuelta con el todoterreno y el carro. Maldije mi suerte porque pasé momentos de angustia. Descargué las colmenas y dentro del remolque quedarán todas las alzas, ¡que tenían su peso! Pues bien, tiré con el remolque hasta el final de la finca y metí el todoterreno contra las encinas. Solté el remolque y, echándole lo que hay que echarle en situaciones así..., lo levanté, lo moví como pude y lo giré hacia la salida por donde había venido; volví a enganchar el todoterreno y el remolque y me fui hacia Añavieja. Todo esto lloviendo, de noche y con el suelo arcilloso. Antes de llegar al final de la finca el todoterreno y el carro se deslizaron sobre el suelo embarrado y arcilloso y tiraron 2 colmenas. Conseguí salir de la finca con angustia y totalmente empapado. Llegué a casa, cené un yogur y una manzana y me fui a la cama, totalmente apaleado, dolorido y desconcertado. Eran las 00:05.
A las 6:00 de la mañana me puse en marcha y volví al asentamiento para colocarles las alzas a las colmenas. Acabé de ponerlas y ya comenzaba a caer una ligera lluvia.
Bajé a Valverde otra vez y cargué todas las colmenas de un asentamiento. El remolque y el todorreno iban llenos, hasta la bandera. Llevé toda la carga al asentamiento de El Pino y la descargué. No llovía y aproveché para revisar todas las colmenas, tanto las que llevaba como las que había (en total unas 62).
Volví a casa para comer algo y dormir. A las 16:00 ya estaba embotando miel con mi tía Rosa y mi prima Rosa Mari. Comenzó a llover y se pasó toda la tarde en un continuo chirimiri. Dejé a mi tía y a mi prima y mi hermano Carlos y yo nos fuimos a ver el asentamiento que me había causado problemas el día anterior. Atravesamos la finca con el suelo embarrado, miramos los alrededores para encontrar agua para las abejas y... Montamos en el todorreno y allí empezó la odisea porque el suelo estaba totalmente deslizante, el vehículo se iba hacia un lado y hacia el otro, se averió la doble tracción y no había forma de avanzar. Mi hermano se puso a los mandos del vehículo, yo empujaba con todas mis fuerzas y no había forma de salir. Cuando conseguimos avanzar un poco, el vehículo se quedó varado al lado de las colmenas. Las abejas salían alteradas dispuestas a todo. Yo iba protegido pero mi hermano Carlos no se había puesto la careta y recibió de lo suyo. Así estuvimos cerca de una hora, patinando, maldiciendo... Cuando casi llegábamos al final de la fila de colmenas, patinando el coche, yo totalmente embarrado y calado, el todoterreno se deslizó, quedó un poco cruzado y derribó dos colmenas de sus bases. Una de las colmenas perdió la tapa y comenzaron a salir cientos y cientos de abejas. ¡Qué infierno! Al final de la finca había una rampa y no veíamos la manera de superarla. Pusimos ramas para que agarraran las ruedas, cargamos piedras para que hicieran más peso y no patinaran... Al final salimos al camino, totalmente embarrados, calados... En ese momento hicimos otra prueba más (una de las muchas) para ver si funcionaba la doble tracción y en ese momento volvió a funcionar la doble tracción, cuando ya habíamos superado todas las dificultades. ¡Dita sea!
Volví a casa y acabé de ayudar a mi prima y a mi tía a embotar toda la miel y poner las etiquetas. Acabamos hacia las 21:00.
Hoy es martes y me he levantado a las 7:00. Nuevamente está chispeando y anuncian más aguas para hoy para mañana. He decidido vestirme, lavar el todoterreno y volverme a Logroño porque no puedo hacer nada. Ya volveré el próximo viernes para retirar las alzas del último asentamiento que me queda en Valverde y ese mismo viernes, por la noche, cargaré las colmenas. Menuda paliza me espera porque tanto las alzas como las colmenas están en el hoyo del corral y hay que sacarlas al camino echándole muchas ganas. ¡Ayuda!
Menuda tralla llevo. Me duele todo el cuerpo, los brazos, los hombros, la hernia discal, el menisco roto. Espero no haber sido demasiado rollero, pero aquí os he plasmado una buena película para que hayáis entrenado la imaginación.
El próximo día os cuento más.
Salud y buena vida.
José Manuel

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