jueves, 21 de junio de 2018

TRASLADO DE ÚLTIMAS COLMENAS

Voy a intentar ser breve en lo referente a este fin de semana  del 15 y 16 de junio porque el problema comenzó al terminar de trabajar con las abejas.
Comienzo. El viernes día 15, comenzamos el trabajo en pareja, Víctor y yo, con las últimas colmenas que me faltaban por subir a Añavieja. Yo me puse a quitar las alzas, a sacar los cuadros y Víctor a subirlos al camino y cargarlos en el todoterreno. Fue un trabajo seguido, bonito, esforzado y que concluimos hacia las 14:00.  Después de comer nos fuimos a El Pino a revisar las colmenas que había enjambrado (no aparecen en la foto, están a mano izquierda pero no cabían en la foto) y a revisar los núcleos y colmenas cazaenjambres que he capturado en estos dos meses (son las de la foto).
Como podréis observar, nuestras colmenas están en pleno monte, rodeadas de encinas, brezo, jara...
Después nos fuimos a extraer la miel de las alzas que habíamos cogido antes de comer. A las 20:30 comenzamos en Valverde a cerrar colmenas y a trasladarlas al remolque, subiendo la maldita cuesta. Y ahí empezó la feria. Nos picaban por todos los lados, estaban agresivas a más no poder. Víctor recibió la visita de 3 abejas dentro de su cara, el miedo entró en su mente y salió huyendo hacia Valverde. Al cabo del rato vino pero era más aconsejable que se fuera del lugar y me esperara lejos hasta que yo acabara de cargar las colmenas. Acabé de cargar, me puse en marcha y Víctor se montó cien metros más adelante. Volvimos y descargamos en Añavieja. Eran las 23:30. De esta tarde se me ha quedado grabada la frase de Víctor que casi provoca en mí una carcajada: "No me ha gustado nada esta experiencia". Pues vale, amigo, otro día será mejor.
A la mañana siguiente, sábado, cargamos las alzas en el carro, volvimos al asentamiento y las fuimos poniendo encima de las colmenas. El trabajo fue rápido, eficaz y sentimos la sensación de saber trabajar juntos en buena armonía. En la foto apreciaréis cómo ha quedado el segundo asentamiento, visto desde dos enfoques.
Después de acabar la puesta de alzas aún me dio tiempo de volver a Añavieja y coger un enjambre que se había colgado del techo de la nave de mi amigo Víctor. 
Os adjunto una fotografía de campo que hicimos el otro día. A ver si sois capaces de ver la reina; os doy una pista, lleva un puntito rosa en el tórax y su tamaño es el doble que el resto de las abejas.

Después, vuelta a Logroño, ducharme y ya eran las 13 horas cuando apareció mi señora, Carmen, y me dijo que nuestro hijo había tenido un accidente en Santander cuando iba en bicicleta. Volví a meter las cosas en la bolsa y salimos disparados hacia Santander, sin comer.
El resto de la aventura os lo cuento en el siguiente "relato".
Un abrazo.

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